Tejer es una de las actividades más terapéuticas que existen, quizá por ello ha cobrado tanta popularidad en los últimos años; sin embargo, hablamos de un pasatiempo o trabajo (según se vea) que exige paciencia, concentración, precisión, y es precisamente por estas condiciones que se ha convertido en una propuesta interesante para reducir el estrés.
Se ha demostrado que cuando tejes se activa tu lóbulo frontal, esa parte de tu cerebro encargada de la concentración, organización, planeación, etc. y es que hablamos de un campo donde se desarrollan las funciones superiores como la toma de decisiones y la solución de problemas.
Esta parte del cerebro también controla la memoria, de manera que cuando tejes es notoria la habilidad que adquieres para recordar la elaboración de una pieza, o incluso de todo un proyecto, especialmente por las sumas que debes hacer repetidamente y por la coordinación de puntos que debes manejar.
Y el tejido también destaca por la liberación de dopamina ¡una de las mejores noticias! para quienes suelen experimentar frecuentes episodios de tristeza. Es tal su impacto, que el mundo de la ciencia se ha encargado de estudiar los beneficios. Por ejemplo, en la Universidad de Wollongong en, en Australia, se llevó a cabo un estudio gracias al cual se destaca que:
“El crochet ofrece beneficios positivos para el bienestar personal y muchos encuestados lo utilizan activamente para tratar problemas de salud mental y situaciones de la vida como el duelo, las enfermedades crónicas y el dolor. El crochet es una actividad portátil y de costo relativamente bajo que se puede aprender fácilmente y parece transmitir todos los beneficios positivos que brinda el tejido. Esta investigación sugiere que el crochet puede desempeñar un papel en la promoción del bienestar positivo en la población general”.
La Universidad de Cardiff, ubicada en Gales, Reino Unido, se realizó un estudio que buscaba conocer el impacto del tejido. Las participantes concluyeron que tejer les ayudaba a desarrollar habilidades de persistencia, paciencia y planificación, lo cual daba como resultado una mente capaz de liberarse de pensamientos negativos y preocupaciones.
Otra parte de los resultados de Cardiff nos permiten descubrir que el 81 % de las personas con depresión clínica tejen con regularidad ante lo cual, normal o definitivamente, se sentían más felices después de tejer. Estas mismas personas atribuyeron ese sentimiento de calma a la actividad rítmica que implica tejer.
Y es muy interesante que Betsan Corkhill, una afamada fisioterapeuta y autora del libro “Tejiendo salud”, nos revele que “estudios en animales han demostrado que un movimiento repetitivo y rítmico aumenta el nivel de serotonina” y es que la serotonina no solo nos pone de buen humor, sino que también tranquiliza y es analgésica.
Quizá por ello algunos terapeutas han recomendado ampliamente el tejido, como una forma de controlar la angustia y la ansiedad. Es también nuestro caso, ya que a lo largo de tres décadas he podido ratificar la delicia de tener siempre a mano una bola de hilo y un gancho.
Bibliografía
Yanguas, N. (2021). Once vueltas y muchas más: proyecto para la mejora del bienestar psicológico a través del tejer. RED Visual: Revista Especializada en Discapacidad Visual, 78, 111-132. https://doi.org/10.53094/BFFL3044O (se abrirá nueva ventana).
Burns P, Van Der Meer R. Happy Hookers: findings from an international study exploring the effects of crochet on wellbeing. Perspect Public Health. 2021 May;141(3):149-157. doi: 10.1177/1757913920911961. Epub 2020 Apr 3. PMID: 32245337.